lunes, 12 de noviembre de 2012

Mi zona íntima privada


Si Edward T. Hall estuviese vivo, seguramente consideraría redimensionar su teoría sobre la proxémica en entornos muy particulares, quizá para establecer las características de las distancias del espacio personal en un contexto extremo: el Metro de Caracas.

Hall señaló cuatro subcategorías para definir el espacio personal a las que llamó distancias, a saber: la íntima, la personal, la social y la pública. De ellas, la íntima se mide en un espacio de 15 a 45 cm cuando se trata de relacionarnos con personas de confianza como la familia, los amigos, la pareja. La distancia de menos de 15 cm, que pertenece también a esta categoría, es la zona íntima privada, esa que protegemos y que implica ser tocado, olido, besado, susurrado, lamido, acariciado… esa no distancia en la que se funden los cuerpos.

Cada vez que voy en el Metro y pienso en Hall, me pregunto por qué él no nació en Caracas. De haber sido así, su brillante mente se hubiese deleitado en un estudio profundo del contacto humano furtivo pero en la distancia íntima no propiciada y hubiese concluido que cuando el contexto público y el íntimo se unen sin que exista otra alternativa, todos somos familia, amigos, pareja. Por esa razón ya no discuto. Cuando en el Metro algún desconocido junta su humanidad con la mía, pienso en los momentos gratos que podríamos pasar siendo familia; en la complicidad que tendríamos si fuésemos amigos y en lo maravilloso de amarlo si fuese mi pareja… todo a la par de ooooommmm, mientras se alinean mis chacras.

La fuente consultada: http://es.wikipedia.org/wiki/Prox%C3%A9mica

No hay comentarios: