En Venezuela, cuando hablamos de un
mal hábito nos referimos a la mala maña. Sabemos que es redundante, pero eso
forma parte de nuestro genio de la lengua, decir sólo maña sin el adjetivo no
es lo mismo, la expresión tiene su real sentido cuando se usa completa. En
ocasiones la maña es santa si se trata de “la bendita maña esa”, o es chiquita
y venenosa cuando fulano tiene una “mañita” que no se la quita nadie.
Casi siempre las mañas se gestan
desde el nacimiento, entre las más comunes están la de chuparse el dedo, el
trapito o la almohada para poder conciliar el sueño, esas hasta nos parecen
lindas en los niños. Luego hay otras ligadas a la ansiedad o a los nervios,
como morderse las uñas y arrancarse pellejitos de los labios. Pero hay otras que
son las mañas mañosas, esas rarezas que existen y que uno no termina de
entender ni el cómo ni el por qué.
Hace días, como todos los días, iba
en el Metro y vi una escena que captó mi total atención: una mujer llevaba a su
niño, de unos dos años más o menos, sentado en sus piernas, nada fuera de lo
común hasta aquí y menos en una ciudad como Caracas, en la que la tasa de
natalidad siempre está más alta que la de la inflación. Él, absorto y entregado
con pasión a la maña, tenía su mano metida en uno de los senos de la señora y
jugaba con su pezón. Ella, muy concentrada, solo trataba de averiguar qué leía
la mujer que estaba sentada a su lado, mientras todos acentuábamos nuestra cara
de interrogación y nos hacíamos muecas con los ojos. Luego de esto, la escena
me ocupó muchas horas pensando en que si se tratase de un trapito o de un
chupón la maña se eliminaría desapareciendo esos objetos, pero en este caso…
¿podría la madre deshacerse de su pezón?, ¿si el niño, ya hombre, no supera la maña, buscará el pezón de cualquiera que esté cerca para jugar con él?
Espero que esa no se
institucionalice como una maña “normal”, no logro imaginarme a una generación
de niñitos que crecieron con ella y que luego, de adultos, estén a la caza de
un pezón cualquiera para calmar su ansiedad… ¡¡¡¡Fin de mundo diría mi
abuela!!!!
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