miércoles, 7 de octubre de 2009

¿Para qué sirve una espalda?

¿Para qué sirve una espalda? Esta no es una pregunta retórica. Una espalda, cualquiera, tanto en el Metro como en las camionetas de Caracas, tiene más usos que para lo que fue naturalmente diseñada. Una espalda ajena, por ejemplo, puede servir para evitar una caída cuando el chofer de la camioneta frena de repente o cuando estás a punto de desmayarte porque el vagón no tiene aire acondicionado; para recostar al bebé que se lleva cargado o los paquetes y carpetas que se llevan en la mano; sirve como método de liberación de estrés mientras te distraes contando lunares u observando tatuajes cuando la cola no avanza; como almohada si vas de pie, tan cansado, en la hora pico, y no hay un solo asiento disponible. La espalda propia sirve exactamente para lo mismo que la espalda ajena, y no hay derecho a protesta si todos estamos en las mismas circunstancias: atrapados en la cola, en manos de conductores psicópatas que nunca tomaron clases de manejo o no fueron a la sesión donde enseñaban a frenar; cansados y con sueño por el largo día de trabajo, o estresados y al borde del desmayo porque sólo respiras aire caliente. Afortunadamente siempre hay una espalda amiga, cuyo nombre ignoras o te lo inventas, pero que queriendo o no te brinda su apoyo… ¡y pensar que aún hay personas que se quejan!


En la imagen está Atlas, sosteniendo el mundo con su magnífica espalda. La imagen la tomé prestada de http://rebobinado.blogspot.com/